Quedarse varado. Ver pasar la vida en fragmentos de segundo, ver una película y ser el espectador y propio protagonista de cómo su vida se va lentamente al diablo.
En ese muelle, hogar del espectador, la lentitud aparece ante los ojos de éste como la mismísima fugacidad. La fugacidad, un instante, un fragmento de segundo, un momento, se atrapa. Se atrapa y cae en esa infinita espiral de famosos: ¿Y ahora?
El mar, por otro lado, es más astuto que la fugacidad, y prefiere cuestionarle a las olas: ¿Y mañana?
El hombre del tiempo sostiene que hoy es hoy, y mañana es mañana. Pero en verdad, hoy es mañana y mañana es hoy... esta semana es el mes entero y el mes entero es el conjunto de días y semanas, por lo que este último conjunto repercute en el año entero. Y el año entero en un año más de lo que es tu vida.
¿Y entonces?
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