Salvapantalla

Drexler dibuja unos versos, acompañados de una sedosa melodía, yo me disfrazo de algún día de un añejado verano y una cámara. Alguien cuenta que en San Telmo, en la casa de Luca, algunos tocan hermosos instrumentos, de juguetonas melodías, trampolines de acordes de sol. Mientras, se dibujan unas animadas figuras que se mueven al ritmo de una música, creada por las manos de un hombre calvo que dice que no me ponga azúl. Medicina para el alma, caricias para el corazón. 
Dicen que ahí nunca faltan esos que encienden un cigarrillo, y ven el humo dibujar interminambles lineas que vibran entre tantas voces, encuentros, sonrisas, besos, lágrimas.. o simples miradas extrañas, pero a partir del momento donde los ojos se saludan, conocidos. 
Pienso cuantos momentos encierran uno, y en cada uno, se encierran tantos. Como todo desencadena interminablemente sucesos que van a destiempo en algún planeta pero caminan de la mano. Están en la cabeza de salvapantallas, los ojos no son más que una filmadora para el alma. Estos pares dicen tener un buen negocio en acción..
Entonces cae una manzana después de madurar, otro momento. Una oruga vistiéndose de capullo, que luego será una mariposa aleteando a la velocidad de un parpadeo de vida. Me pregunto si en ese comienzo y cierre instantáneo de parpadeo, en esa bajada de cortina, hay cosas que se nos escapan, como la arena entre los dedos en una playa de verdades. 
Me pregunto en qué momento , te me escapaste entre los dedos..